Tú no eres tu mente, tu «Ramona». Hasta aquí lo tenemos, ¿verdad? Pero, a menudo, vienen pensamientos tipo «qué mal padre soy, por dios» que me pueden dejar hecho polvo. Ahí -y en muchas otras ocasiones- debe surgir una nueva voz, la voz de un cuidador interno que va al «rescate».
Y eso, sí, se practica: ser compasivo hacia ti mismo como clave para calmar a tu «Ramona» requiere de práctica y entreno. Nuevamente, con Miqui Amador, profesor de mindfulness, director de la Escuela de Vida Mindful.